domingo, 19 de mayo de 2013

Roma

Hoy estamos de estreno, con una nueva sección dedicada a otra de mis grandes pasiones: viajar. La idea es de ir presentando mis rincones favoritos de los diferentes lugares donde he estado. Trataré de transportaros hasta allí a través de algunas de las imágenes que me traje conmigo. 
Bueno, dejémonos de cháchara y empecemos a poner toda la carne en el asador, con una de mis ciudades favoritas: Roma.

Roma es y será por siempre la Ciudad Eterna, pues en ella se respira la gran magnificencia de antaño. Conocida como la ciudad de los papas, está llena de pequeñas obras de arte, pues cada una de sus más de 400 iglesias, lo es.
De alguna manera, la historia de Roma nos guste más o menos, se encuentra ligada al Papado, así, que empecemos con una de las vistas más increíbles de las que podréis disfrutar estando allí. Sin duda alguna, la plaza de San Pedro, proyectada por el fantástico Bernini a finales del siglo XVII, impone nada más verla. Cuando llegas a ella, entrando por la Via della Conziliacione, te sientes super pequeñita. Es una circunferencia perfecta, con un montón de columnas dóricas y a su vez custodiada por las estatuas de más de 140 santos. La mayoría de los turistas, se conforma con esa primera visión a ras de suelo, donde el Vaticano se alza como una gran obra de arte. Pero, el turista más osado, busca algo más, busca rozar la eternidad de la ciudad. Para ello, solo existe una forma: tomar el ascensor que lleva a lo alto de la Cúpula. Desde allí, se respira Roma, a parte de poder disfrutar de cerca los intrínsecos arquitectónicos de la Cúpula, que son espectaculares. Evidentemente, si vais en verano, esperar hasta la caída del sol y no os dejéis achantar por las colas...pues la visión de la ciudad vale la pena.

Y ya que estamos en el Vaticano, sigamos el camino por la Via della Conziliacione, hasta el Castillo de Sant Angelo. No se si lo sabréis, pero ese camino que podemos tranquilamente recorrer a pie, desde el 1277 cuando ha habido un momento de peligro, algunos Papas lo han recorrido a través del interior de la tierra, pues existe un pasaje secreto que lo une al Vaticano. Visitarlo vale la pena, sobretodo en verano, pues en la azotea montan una terracita con tumbonas y un pequeño bar para tomar un refresco. Además, el Ángel Custodio que se encuentra en su cima, es muy imponente cuando lo ves de cerca.
A mi, personalmente, me gustan las vistas que puedes conseguir desde las ventanas en su ascenso tanto del gran puente que lo une a la otra orilla del Tiber, como de la Cúpula del Vaticano, que has dejado atrás.


Si bajamos nuevamente de las alturas de la azotea, iremos a parar de frente a ese "fiume" como dicen ellos que atraviesa toda la ciudad. Durante mis viajes he descubierto que me encantan las ciudades atravesadas por un río. A lo largo del Tevere, hay un paseo maravilloso que  es totalmente recomendable de hacer, desde el Castello de Sant'Angelo hasta la Isola Tiberina, por cada uno de sus lados. Conocido como el Lungotevere, en cada una de sus orillas hay increíbles barrios para descubrir. En uno de ellos, está el ghetto judio, lleno de pequeñas callejuelas donde la luz del atardecer nos evidencia en sus muros inscripciones en hebreo. Es un pequeño remanso de paz atrapado en el tiempo, donde las tradiciones judías son muy evidentes en sus puestos y restaurantes. Realmente, vale la pena escaparse hasta allí para comer o cenar y degustar la cocina italiana desde la tradición judía. Pero, sobretodo, hay que dejar un huequecito para los postres, que son muy pero que muy dulces.

Y ya que estamos hablando de barrios, os voy a mostrar mi barrio preferido. ¡Sí! He de confesar, que he visitado tantas veces esta ciudad, que hasta ya tengo un lugar en el que me siento como en casa. Situado entre el Colosseo y Santa Maria la Maggiore, se encuentra el tradicional barrio de Monti. En el podéis disfrutar de la vida autóctona de la ciudad. Es un barrio popular, con un ligero toque bohemio, con librerías, tiendas hand made, restaurantes....pero lo mejor de todo, es que en verano, cobra vida propia y en su plaza principal, en la Bottega del Caffè puedes disfrutar de un aperitivo en toda regla.
Si hay algo por lo que se conoce Italia, son por sus famosos apperitivi antes de cenar. Más o menos, a partir de las 7 de la tarde o incluso antes, si os acercáis a este restaurante, al pedir una copa de vino os ofrecerán gratis los aperitivos. Generalmente suelen ser tramezzini, mini pizzas, mini focaccia...vamos, un pequeño tentempié para ir abriendo el apetito. Por la noche también sirven unos cockteles deliciosos, mi favorito: la capiroska alle fragole.
Creo que este barrio, bien situado, cerca del centro, te permite alcanzarlo a pie, si eres de los que te gusta caminar. Aunque hay que decir, que se encuentra bien comunicado por la linea de metro y autobús. Alojarse en él es más económico que hacerlo por el centro y con un ambiente tranquilo, muy diferente a la zona cercana a Termini que parece "territorio comanche".
Una recomendación, de un B&B familiar, chiquitito y limpio es el Monti Guest House, regentado por Eleonora. A pesar de estar situado en un edificio antiguo y disponer de pocas habitaciones de dimensiones pequeñas, tiene el encanto suficiente y sobretodo, la limpieza necesaria, para hacer de tu estancia, un recuerdo encantador. Lo mejor, esos desayunos que te suben a la habitación, con el cornetto di cioccolata.
A mi me encanta perderme por las calles empinadas de este barrio y descubrir sus edificios antiguos, sus graffitis en las paredes y sus particulares rincones.


Y ya que estamos callejeando por esta entrañable barriada, si nos alejamos por sus calles hacia el río, iremos a parar de frente a uno de mis rincones preferidos de esta ciudad. Creo que es el lugar desde el cual puedes sentir toda la eternidad a tus espaldas, sobretodo, si eres capaz de madrugar para ver un amanecer desde allí o bien, divertirte toda la noche y llegar en el momento preciso en el cual despunte el alba.

Así, que esperaremos a que llegue el alba y será entonces cuando os descubra tan precioso lugar.


domingo, 12 de mayo de 2013

El Jardín de los Secretos.

Era primavera y lucia el sol. Celine se había despertado cuando los primeros rayos de luz apuntaban sobre la copa del cedro. Tal y como acostumbraba a hacer al levantarse, siguió sus rutinas matinales y se dirigió hacia el gran ventanal del salón, justo el que da directamente a la parte posterior del jardín. Una vez allí, abrió las contra ventanas de madera y un haz de luz dorada iluminó toda la estancia. Cerró sus ojos e inspiró, soltando lentamente el aire fresco de la mañana.

Al abrir de nuevo los ojos, creyó ver una silueta esconderse tras los árboles. De repente, empezó a sentirse extraña. Nuevamente, esa sensación de familiaridad y desconcierto se manifestaba en su interior. Tratando de no escucharla y dejando que el coraje albergase en su corazón, decidió salir al jardín. Era la primera vez en mucho tiempo, que se sentía valiente y decidida a descubrir el gran misterio que se escondía tras las flores.

Hacía casi 4 años que se había trasladado a esa pequeña casa en medio de la campiña. Y prácticamente desde que encontró aquella caja enterrada en el jardín, día si y día también, sensaciones extrañas se sucedían en su interior, llegando incluso a tener pequeñas visiones. Pero, lo más curioso de todo, eran sus impulsos a cuidar delicadamente cada una de las flores de su jardín.

Es más, podría decirse que se había vuelto una experta jardinera y no hacía ni una semana que había comprado un pequeño farol para velas, que alumbraba cada noche las caléndulas del jardín.


Le gustaban las caléndulas amarillas, eran las más agradecidas. Es por ello, que había sentido la necesidad de silenciar sus temores nocturnos, con la ayuda de una pequeña vela que las iluminaba durante la noche.

A veces pensaba que se estaba volviendo loca, pero cada vez que abría el gran ventanal y veía su jardín crecer y florecer, sonreía orgullosa. No obstante, algo extraño y secreto se ocultaba tras él absorbiéndole gran parte de las horas del día.

Sin más, hoy estaba segura de que algo nuevo iba a descubrir...¿a quien pertenecía esa silueta que se escondía entre los arboles? Cuando salió al jardín, las caléndulas empezaron a agitarse. Parecían niños nerviosos a los cuales, de repente alguien acababa de descubrir haciendo una pequeña trastada. Así, que sin dudarlo se acercó a apagar la luz de la vela y un pequeño repelús recorrió toda su columna vertebral erizando su bello.  Alguien acababa de usar las tijeras podadoras.. No había duda de ello, pues pequeños tallos verdes lucian esparcidos junto a la mesa.


Se giró sobresaltada, pues le pareció oír crujir las hojas tras sus espaldas. De nuevo, aquella sombra que fugaz se escondía entre los árboles. Paralizada tal como estaba, no daba crédito a sus ojos. ¿A quien demonios pertenecía esa sombra? Es más, ¿qué hacia en su jardín? Si, sin duda alguna, aquel era su jardín.

Podía recordar de memoria cada una de las palabras de la antigua carta que había encontrado en el interior de la caja. Cuantas veces la había leído y releído. Al hacerlo, sentía como se dirigían a ella y le avisaban de un cierto peligro. Y ahora, retumbaban en su mente como previniéndola de nuevo: " Ma cherie... nunca dudes de lo que tu corazón siente cuando tus ojos te muestren la terrible verdad que se oculta tras las flores del jardin...".

¿Qué era lo que había sucedido entonces? Y ¿qué es lo que sucedía ahora? De repente, las gerberas, mecidas por el viento cálido empezaron a surrurar: " Celine, ma belle...si quieres descubrir la verdadera historia, déjate mecer por el viento, pues será él quien te acerque a nuestro más intimo secreto".

No podía ser, las gerberas le estaban hablando, como días antes lo habían hecho las calendulas y el viejo cedro. Era todo aquello real, tan real como el viento que se había levantado de repente y la acercaba cada vez más hacia las gerberas.


Nuevamente, un crujir de hojas a sus espaldas captó su atención. Y justo en el momento en que iba a girarse, el viento cesó de repente y un pequeño haz de luz iluminó la oxidada silla cercana a las gerberas. Entonces fue cuando pudo ver la inscripción, o los restos de lo que parecía una pequeña inscripción.

Frotando un poco con la manga del jersey para limpiar los restos de polvo, vio como aparecían dos letras en mayúsculas, que se asemejaban a una M y una S. Quizás la M fuese una N, pues no se acababa de percibir bien, pero estaba claro, que la S era una S...o igual un numero 8 borrado.

Y entonces fue cuando se acordó, de la marca de la caja. Justo al lado de la cerradura, había un código inscrito del cual solo se podía leer el último numero, un 8. Ese numero alquímico que nos lleva al infinito.

De repente todo parecía encajar, hoy justamente era 8 de mayo y era fiesta en su país natal. Se celebraba el armisticio de la segunda guerra mundial. Estaba totalmente segura, de que no podía ser una simple casualidad. En su sino interno, la certeza se mostraba lucida y clara. Su jardín albergaba vida propia y hoy lo estaba manifestando.

Un silencio sepulcral clamaba a su alrededor.  Tras el pequeño descubrimiento y el cese del viento, la luz del sol se había empezado a ocultar. Unas grandes nubes negras amenazaban con descargar una buena cantidad de agua de un momento a otro. Sintió la necesidad de guardar ese dia en su memoria, aunque no sabía muy bien porqué. Entonces, Celine, tomo las tijeras de podar y corto unas pequeñas flores blancas.


Las dispuso coquetamente sobre el tiesto metálico y se las llevó hacia el interior de la casa. Una vez dentro, el sonido de un trueno estalló al cerrar la puerta y rápidamente empezó a caer un halo de lluvia fina alimentando el sediento jardín.

Celine se acercó a las contra ventanas y las cerró. Aunque, se mantuvo un largo rato observando a través de las rendijas como caía el agua y el jardín parecía tomar vida propia. Las caléndulas se movían sinuosas hacia arriba, creciendo esbeltas. Las gerberas, parecían cerrarse, como tratando de no absorber más agua de la que necesitaban. Nuevamente, le pareció ver la sombra jugar al escondite entre los árboles. Y entonces, recordó de nuevo la frase de la carta: " Ma cherie... nunca dudes de lo que tu corazón siente cuando tus ojos te muestren la terrible verdad que se oculta tras las flores del jardin...".

¿Qué oscuro secreto se albergaba tras él? ¿ Quien o que era M 8 ?