jueves, 28 de febrero de 2013

Coke Cupcakes

Últimamente estoy...como lo diría: un poquito Yankiee! Tengo muchísimas ganas de cruzar el charco y poder pasear por la Gran Manzana...pero, lo confesaré: me da pánico volar! Así, que de momento me conformo con ver montones de pelis con New York de fondo. 

Sin embargo, mi imaginario va más allá...y no conformándose con lo que ve...quiere más. Entonces, es cuando cierro los ojos y empiezo a soñar. Veo esas largas carreteras secundarias, del la América profunda...y un fantástico cadillac rosa. Hace un calor pegajoso, pero, la velocidad del auto lo transforma en una agradable y cálida brisa.

Allí estamos mi inseparable compañera de fatigas y yo, a lo Thelma y Louise, en esa árida Arizona dejando parajes angostos a nuestras espaldas. En nuestro frente, nos deslumbra la luz del sol...y a lo lejos, parece avistarse una vieja gasolinera. Estaría bien parar y poder colmar nuestras sedientas bocas y llenar el deposito del auto.

Nos acercamos ralentizando la velocidad...y allí, está él, con el torso al aire, bronceado por el sol. Paramos el auto y bajamos de él. La calor nos aplasta. Él nos mira sorprendido, mientras nos observa registrando cada uno de nuestros movimientos. Así, como que de cerca, nos damos cuenta de que es muy, pero que muy alto. Entonces, sonriendo lleva su mano izquierda hacia la espalda... Nosotras nos miramos interrogándonos: que tiene detrás de la espalda? Paramos en seco y en una milésima fracción de segundo tratamos de decidir si seguir avanzando o volver de nuevo al auto. Evidentemente, él es más rápido y apuntándonos nos dice con un acento cerradísimo: - You like?.


Si...no podía ser de otra manera...con esa calor de la muerte...no nos iba a apuntar con un arma. Gentilmente, el sucedáneo de Brat Pitt nos ofrecía un poquito de coke. Y el sueño...continua, pero como buen sueño, siempre acabas despertándote en el mejor momento.

Así, que vayamos por el experimento culinario de esta semana. Es más que evidente, que el ingrediente estrella va a ser la coke. Una lianta que hace unos fantásticos cupcakes, mi querida Rocío a la que hace unas semanas tuve el placer de conocer en persona, me recomendó el blog de Alma's Cup Cake.  No se si lo sabéis, pero Rocío hace nada acaba de estrenar blog, Sweet Confetti, os lo recomiendo pues en él aprenderéis muchos truquitos. En fin, que buscando entre el índice de recetas del blog que me había recomendado Rocío, los encontré y me puse a experimentar en mi cocina. Os dejo la receta original por si os apetece ojearla:  receta del blog de Alma .

Vayamos pues a por los Coke Cupcakes.


" Coke Cupcakes o mi particular versión de los Cupcakes de Coca-cola de Alma"

- 200 gr de harina ( yo utilizo "la bizcochona" que ya lleva la levadura añadida".
- 250 gr de azucar
- media cucharadita de café de levadura en polvo
- una cucharada de postres de vainilla
- dos cucharadas de postres de cacao en polvo.
- 1 huevo
- 125 ml de leche o buttermilk (como de eso último no venden, a lo casero mancho la leche con unas gotitas de limón)
- 125 gr de mantequilla
- 175 ml de Coca-cola

Lo primero, sin duda, preparar el horno a 180 º C y una vez elaborados tenerlos durante 20 minutos horneándose.
Ahora viene lo bueno, la primera vez que lo probéis fliparéis! Es el momento de poner el cazo en la encimera, darle calor y colocar la mantequilla, para que se derrita lentamente. Una vez derretida, viene el momentazo, cuando vertáis la coca-cola. No os asustéis, pero empezaran a salir montones de burbujas, es normal! La coca-cola es una bebida gaseosa y mágica y cuando entra en contacto con el calor, es lo más.
Vereis que con la calor, el liquido va cogiendo cuerpo y se vuelve más viscoso. Entonces añadís el cacao y mezclais bien.
Lo retiráis del fuego y empezáis a añadir los ingredientes que quedan. Alucinareis, porque se mezclan con muchísima facilidad. Yo empezé por el azúcar, luego le añadí la harina, previamente mezclada con la levadura, la vainilla y finalmente la leche.
Una vez que la masa esta lista, se vierte en los papeles de cupcake. A mi me gusta utilizar además moldes de silicona, para que el cupcake al hacerse tenga un límite más fuerte que lo sujete y contenga. Recordar, de solamente llenar las dos terceras partes del molde, para dejarle espacio para crecer.
Y ya están listos para hornearse.

  
Mientras tranquilamente van creciendo en el horno...es el momento de aprovechar para hacerles el toque mágico: el glaseado de coke.

"Glaseado de coke"

- 50 gr mantequilla
- 3 cucharadas soperas de coca-cola
- 1 cucharada sopera de cacao en polvo
- 1/2 cucharada sopera de vainilla
- el azúcar glass que admita

Para el glaseado, nuevamente ponemos un cazo a calentar a fuego lento, al que añadimos la mantequilla para derretirla. Posteriormente, ajuntamos la coca-cola y removemos bien. Si...estad seguras, saldrán de nuevo burbujitas. Añadimos el cacao y la vainilla. Y veremos como al remover la salsa se va como espesando. A medida que le vayáis incorporando azúcar glass, veréis que la consistencia se va haciendo más espesa y viscosa. Tened cuidado, porque llegará un punto en que se hace demasiado consistente. Ha de quedar líquida pero espesa, ya que una vez fuera del fuego, al templarse espesa un poquito más.

Finalmente, cuando ya tengáis los cupcakes fuera del horno, lo vertéis por encima y podéis decorar con unos fideos o bolitas de colores. Bueno, eso es a gustos, dejar volar la imaginación si queréis.

El resultado: un experimento realmente delicioso...que en cuanto le das un bocado, no dejas de pensar en yo quiero repetir.


En fin...yo no se que es lo que tiene la coke, porque la verdad es que las bebidas gaseosas no me gustan, pero, a nivel culinario he de reconocer que le da un toque muy especial y particularmente adictivo a los cupcakes.

lunes, 25 de febrero de 2013

Moulin Rouge

Desde hace cerca de un año, unas amigas y yo iniciamos una aventura fotográfica en el mundo de Flickr, creando un grupo de trabajo, al que llamamos Lío de fotos. Es curioso, pero con el tiempo nos hemos ido conociendo y a pesar de que nunca nos hemos visto físicamente, poco a poco nuestra amistad ha ido creciendo.
Es curioso, pero si algo tenemos en común es que a la mayoría nos gusta el cine, pero entre nosotras tenemos una gran cinefila, nuestra querida Emi, que nos lió a tod@s en Lío con una propuesta de lo más peculiar: http://www.flickr.com/groups/liodefotos/discuss/72157630056944270/. Va por ti Emi! ;)

Así, que me gustaría abrir esta nueva sección, dedicada a la gran pantalla, con una de mis películas preferidas: "Moulin Rouge" de Baz Luhrmann. 


He de confesar, que la he visto unas cuantas veces y nunca me canso de verla. Es una película que personalmente me llama mucho la atención por las potentes imágenes visuales que tiene. De hecho se llevó dos estatuillas, una al mejor vestuario y la otra a la mejor dirección artística. 

La fotografía es muy peculiar y juega especialmente con la realidad y el imaginario del París bohemio. A mi me chifla, como se suceden las imágenes con esos rojos barrocos de manera frenética. A veces, incluso, casi marean, pero hay mucha poesía en ellas.

Quizás no es la película que mejor nos muestra París, pero si creo, que es la que mejor nos relata las extravagancias del ideal bohemio, que un divertidísimo Toulouse Lautrec enumera en el film: libertad, belleza, verdad y amor.



La historia empieza cuando el joven Christian, el siempre fantástico Ewan McGregor, decide dejar su pueblo natal e instalarse en París.  

Cuantas veces, habremos pensado en hacer la maleta y dirigirnos a otro lugar, a otro país donde poder encontrarnos a nosotros mismos y conseguir ser quien queremos ser en realidad.


A mi me encantaría poder viajar en el tiempo, a ese París bohemio, y al igual que Christian, alquilar una buhardilla en el mítico barrio de Montmartre. Desde allí, él esperaba encontrar la inspiración suficiente para llegar a ser un escritor de renombre.
A veces, perseguir los sueños, nos permite acercarnos a nuestra verdadera esencia y poder volar libremente.


Un punto importante de la película, es cuando Christian conoce al excéntrico Toulouse Lautrec y decide colaborar con él en la escritura de un nuevo show para el famoso Moulin Rouge.
Sabéis, yo pensaba que solamente existía un Moulin Rouge, ese con el molinillo con aspas...hasta que tuve el placer de visitar Viena y allí, encontrarme este otro, evocando como siempre al mítico de París.


Por donde íbamos...ah, si! Por el Moulin Rouge! Ais... allí empieza la verdadera historia, de esas que a mi me gustan tanto, las amor. Es curioso, pero no se si sabréis, que esta bonita historia esta basada en gran parte en la ópera de la Traviata, de Giussepe Verdi y en la obra de Alejandro Dumas hijo, la Dama de las Camelias.
Ahí es cuando entra en escena la frágil Satine, encarnada por una cómica Nicole Kidman y el amor empieza a transformar a los dos personajes. Supongo, que no hay nada mejor que te pueda pasar, cuando el amor es compartido de verdad.


La historia, para que contárosla...si como buen drama sabemos como acaba. Pero, como decía nuestro querido Humphrey Bogart en "Casablanca"... siempre nos quedará París.


Continuará...pero con otra película y otra ciudad...

sábado, 23 de febrero de 2013

Atrapada en su pasado.


Desde la ausencia de su ser más querido, su vida poco a poco, había ido deteriorándose. La desdiría y la monotonía la tenían atrapada en un mundo sin color. Solo había algo que le hacía feliz, algo que le recordaba su pasado y los largos paseos que daba junto al que durante mucho tiempo fue el gran amor de su vida. 

No obstante, su vida, ya no era la de antaño y daba igual hacia donde mirara. Hacía mucho tiempo que había dejado de buscar aquello que otros llamaban "la felicidad". Estaba atrapada en la monotonía, en la repetición de sus días grises...


 ... una noche de invierno, de esas que el frío casi puede cortarte la respiración. Se asomó a su ventana. Miró hacia la lejanía y algo dentro de su ser empezó a vibrar de nuevo. Sintió un leve cosquilleo que salía de sus entrañas. De repente, una oleada de calor invadió todo su cuerpo y se sintió con fuerzas. Su corazón palpitaba de nuevo, rítmica y acompasadamente. 

Fue entonces, cuando se atrevió a mirar más allá de lo que nunca se había atrevido a explorar.

 

Hasta ese momento, cada día se asomaba a su ventana y solo veía los porticones que le quitaban la visibilidad. Daba igual si era de día o de noche, ellos estaban allí, siempre presentes en su eterna ausencia. Pero, esa noche era distinto. El cielo se había tornado en un azul vibrante y la ausencia de nubes, mostraban con nitidez su gran inmensidad. A lo lejos, las luces de los edificios se confundían con las brillantes estrellas. 

Una lágrima rodó por su mejilla y justo en ese momento,  lo tuvo claro, si quería que el color volviese de nuevo a llenar su vida, debía empezar a escalar con firmeza, el muro que la mantenía aislada en su propia soledad.

  

El ascenso le llevó casi todo el día. Con el tiempo, el muro se había ido elevando y tras la muerte de su amado, era casi tan alto como la montaña más escarpada que se alza sobre el mar. 

Nuevamente, su corazón estalló en mil sensaciones, al alcanzar la tan ansiada cima ya al atardecer. Era increíble, esa luz tan peculiar, llena naranjas intensos, que se mezclaban con el amarillo solar y el rojo del ocaso, aceleraba las pulsaciones en su interior. Si nuevamente, estaba emocionada. 

De repente, su vista se nubló, sintió el vértigo en sus entrañas y cayó rodando hacia el otro lado, el del mundo del color.

 

Le costó un tiempo recuperar la visión y acostumbrarse a esa luz tan diferente, a ese mundo lleno de sensaciones y emociones...pero, desde ahí, desde casi a ras del suelo, descubrió una huella y supo, cual iba a ser su camino a partir de ese nuevo amanecer.

Volvía a sentir de nuevo y su vida se había transformado por completo, tomando una nueva perspectiva por la cual transitar. Daba igual el pasado, ya había llorado lo suficiente. Ahora se tenia a si misma y se aferraba al nuevo presente.


Oreo's Brownie

La experimentación forma parte de mi vida cotidiana, de hecho creo que ya desde pequeña me gustaba eso del aprendizaje por ensayo y error. Evidentemente, a medida que fui creciendo, mis experimentos empezaron a tomar caminos diversos, encontrando en la repostería una fuente inagotable de creación. 



Así, que tomando una receta del librito de Anne Wilson "Brownies, dulces de azucar y coberturas" 
y añadiéndole algo diferente pero sumamente dulce... inicié mi experimento titulado "Oreo's Brownie".


Vayamos por pasos, que últimamente estoy muy dispersa y siempre se me olvida algo. Ah!! Si... la receta:

"Oreo's Brownie o mi particular versión del Brownie de chocolate de Anne Wilson"

- 150 gr de mantequilla
- 200 gr de chocolate negro de cobertura
- 185 gr de azucar
- 3 huevos grandes
- 3 cucharaditas de café de esencia de vainilla
- 125 gr de harina 
- 12 galletas oreo

Lo primero, sin duda, preparar el horno a 180 º C y una vez elaborado tenerlo 30 minutos horneándose. Ahora vayamos por el "make in off". Lo que más me gusta a mi de los Brownies, es que es un tipo de dulce muy agradecido, que no necesita grandes dosis de paciencia en su elaboración. Yo diría que es un postre todo-terreno, en el que todo vale.
Así que manos a la obra!! Cogemos un bol y en el ponemos el chocolate troceado junto a la mantequilla. A mi me gusta también trocear un poquito la mantequilla, para que se derrita mejor. Cuando ya lo tenemos, listo, al microondas un par de minutos, para que se derrita. Hay que ir con cuidado con el chocolate, porque si pasas de los dos minutos, en función de la cantidad que pones, se quema. Así, que yo tiro por lo bajo y luego con un poquito de paciencia y la espátula lo acabo de derretir.
Ahora por mi parte preferida. Si nos ponemos técnicas, a por el brazo eléctrico con varillas, pero, como la textura del brownie no es necesaria que sea especialmente esponjosa, sino más bien algo compacta, yo continuo con mi espátula añadiendo uno a uno los otros ingredientes en el siguiente orden: el azucar, los huevos, la esencia de vainilla, la harina y las oreo.
El secreto de este postre, si lo tiene, supongo que está en el justo toque de la vainilla para contrarrestar la amargura del chocolate negro. Pero, también creo que hay algo de magia en como añadimos los ingredientes. Ya os he dicho, que para mi es un dulce muy agradecido en el que todo vale, así que, los huevos, los añado uno a uno y los remuevo y la harina, muchos dicen que mejor tamizarla, aunque yo nunca lo he hecho y me gusta mucho la textura como queda. Sobre las galletas oreo, las partí en cuatro trozos más o menos con las manos y las incorporé al final cuando ya la masa estaba bien ligada. Hay que hacerlo con un poquito de cuidado, porque pierde esponjosidad.
Y ya lo tenemos listo. Vertemos la masa sobre un molde rectangular de unos 25x22, sobre papel de cocinar y al horno durante una media horita.


Hay días de esos...en los que realmente estás deseando llegar a casa y poder disfrutar de esos pequeños placeres que tanto nos gustan...en la calidez del hogar. Creo, que en esos días un Oreo's Brownie da un toque endulzado al momento. A mi me suele gustar acompañarlo de un buen té negro especiado, ya que en cierta manera potencia su sabor. Supongo como en todo depende del punto de vista...
Por si no lo sabéis el Brownie es un postre típico americano, que inicialmente estaba hecho con fudge, nueces, chocolate, butterscotch y mantequilla de cacahuete. Muchas veces me pregunto como lo acompañaran ellos...y se me ocurre que como les gusta tanto su preciada coke, quizas....


Aunque, no se...sigue convenciedome más el toque más Brittish, con un buen té caliente o a lo Italiano con un buen café.

 Sea como sea...lo que tengo claro, es que con trocitos de oreo está fantástico!!