jueves, 22 de septiembre de 2011

Instantes

A veces nos pasamos la vida pensando...en que debo hacer ahora, en como va a cambiar esto, en cuando acabará el como me siento... y pensamos y pensamos. 
Mientras lo hacemos, nos mantenemos ocupados en nuestro propio pensamiento y entonces, nos olvidamos de los pequeños momentos. 

Mantener nuestra mente ocupada, nos distrae, es cierto. 
Pero, insisto... nos d-i-s-t-r-a-e,  alejándonos así de los instantes.
Nos mantenemos absortos en lo que vendrá, en lo que pasará...o quizás incluso, en lo que ya ha pasado y así nos alejamos del momento único e irrepetible que está sucediendo.
Los instantes se suceden y si no estamos atentos...los perdemos. 

A mi, me gusta practicar el difícil arte de la fotografía. Cuando tengo una cámara en mis manos...no pienso, solo capto los instantes. Ese click, clack al disparar, me concentra en lo que veo. Y en esos momentos, solo veo instantes que trato de capturar.

En recuerdo y evocación de mi verano, las capturas finales de la puesta de sol.

domingo, 4 de septiembre de 2011

El final del verano

Desde siempre y aunque no sea verdad...he asociado el final del verano, con el final de las vacaciones. Así, que después del merecido descanso vacacional, retomo el blog y las rutinas laborales diarias. 

Que mejor, que en lugar de hablar abiertamente de como me han ido las vacaciones, de todos los descubrimientos que he hecho, de los lugares que he visitado... sencillamente evocar mi verano. 
Evocar el verano es rendir homenaje a una planta o una flor, en función de como queramos llamarla. Ella, ha simbolizado mi verano de descanso y retiro. 

Cuando la miro y veo brillar su amarillo, me recuerda al sol, al amanecer y al anochecer. A menudo, se muestra altanera y altiva, pero en su interior se muestra fértil, creciendo y alimentando a miles de frutos. Lo mejor de ella, es su relación con el sol. Lo necesita para crecer y alimentarse. Así, que sabiamente se dirige a él, buscándolo y orientándose hacia donde brilla. 
A veces, nosotros cuando reposamos, sentimos como la oscuridad de la fatiga nos embriaga, hasta adormilar nuestro cuerpo. Es entonces, cuando nos damos cuenta de que necesitamos recargar las pilas. A mi, me encanta, tumbarme al sol acompañada de una lectura placentera. Es en esos momentos, cuando percibo y siento, como sus rayos me alimentan y me proporcionan la energía necesaria para vivir.

Así, que en mis veranos, al igual que el girasol...busco la luz del sol para alimentarme y crecer.