domingo, 12 de mayo de 2013

El Jardín de los Secretos.

Era primavera y lucia el sol. Celine se había despertado cuando los primeros rayos de luz apuntaban sobre la copa del cedro. Tal y como acostumbraba a hacer al levantarse, siguió sus rutinas matinales y se dirigió hacia el gran ventanal del salón, justo el que da directamente a la parte posterior del jardín. Una vez allí, abrió las contra ventanas de madera y un haz de luz dorada iluminó toda la estancia. Cerró sus ojos e inspiró, soltando lentamente el aire fresco de la mañana.

Al abrir de nuevo los ojos, creyó ver una silueta esconderse tras los árboles. De repente, empezó a sentirse extraña. Nuevamente, esa sensación de familiaridad y desconcierto se manifestaba en su interior. Tratando de no escucharla y dejando que el coraje albergase en su corazón, decidió salir al jardín. Era la primera vez en mucho tiempo, que se sentía valiente y decidida a descubrir el gran misterio que se escondía tras las flores.

Hacía casi 4 años que se había trasladado a esa pequeña casa en medio de la campiña. Y prácticamente desde que encontró aquella caja enterrada en el jardín, día si y día también, sensaciones extrañas se sucedían en su interior, llegando incluso a tener pequeñas visiones. Pero, lo más curioso de todo, eran sus impulsos a cuidar delicadamente cada una de las flores de su jardín.

Es más, podría decirse que se había vuelto una experta jardinera y no hacía ni una semana que había comprado un pequeño farol para velas, que alumbraba cada noche las caléndulas del jardín.


Le gustaban las caléndulas amarillas, eran las más agradecidas. Es por ello, que había sentido la necesidad de silenciar sus temores nocturnos, con la ayuda de una pequeña vela que las iluminaba durante la noche.

A veces pensaba que se estaba volviendo loca, pero cada vez que abría el gran ventanal y veía su jardín crecer y florecer, sonreía orgullosa. No obstante, algo extraño y secreto se ocultaba tras él absorbiéndole gran parte de las horas del día.

Sin más, hoy estaba segura de que algo nuevo iba a descubrir...¿a quien pertenecía esa silueta que se escondía entre los arboles? Cuando salió al jardín, las caléndulas empezaron a agitarse. Parecían niños nerviosos a los cuales, de repente alguien acababa de descubrir haciendo una pequeña trastada. Así, que sin dudarlo se acercó a apagar la luz de la vela y un pequeño repelús recorrió toda su columna vertebral erizando su bello.  Alguien acababa de usar las tijeras podadoras.. No había duda de ello, pues pequeños tallos verdes lucian esparcidos junto a la mesa.


Se giró sobresaltada, pues le pareció oír crujir las hojas tras sus espaldas. De nuevo, aquella sombra que fugaz se escondía entre los árboles. Paralizada tal como estaba, no daba crédito a sus ojos. ¿A quien demonios pertenecía esa sombra? Es más, ¿qué hacia en su jardín? Si, sin duda alguna, aquel era su jardín.

Podía recordar de memoria cada una de las palabras de la antigua carta que había encontrado en el interior de la caja. Cuantas veces la había leído y releído. Al hacerlo, sentía como se dirigían a ella y le avisaban de un cierto peligro. Y ahora, retumbaban en su mente como previniéndola de nuevo: " Ma cherie... nunca dudes de lo que tu corazón siente cuando tus ojos te muestren la terrible verdad que se oculta tras las flores del jardin...".

¿Qué era lo que había sucedido entonces? Y ¿qué es lo que sucedía ahora? De repente, las gerberas, mecidas por el viento cálido empezaron a surrurar: " Celine, ma belle...si quieres descubrir la verdadera historia, déjate mecer por el viento, pues será él quien te acerque a nuestro más intimo secreto".

No podía ser, las gerberas le estaban hablando, como días antes lo habían hecho las calendulas y el viejo cedro. Era todo aquello real, tan real como el viento que se había levantado de repente y la acercaba cada vez más hacia las gerberas.


Nuevamente, un crujir de hojas a sus espaldas captó su atención. Y justo en el momento en que iba a girarse, el viento cesó de repente y un pequeño haz de luz iluminó la oxidada silla cercana a las gerberas. Entonces fue cuando pudo ver la inscripción, o los restos de lo que parecía una pequeña inscripción.

Frotando un poco con la manga del jersey para limpiar los restos de polvo, vio como aparecían dos letras en mayúsculas, que se asemejaban a una M y una S. Quizás la M fuese una N, pues no se acababa de percibir bien, pero estaba claro, que la S era una S...o igual un numero 8 borrado.

Y entonces fue cuando se acordó, de la marca de la caja. Justo al lado de la cerradura, había un código inscrito del cual solo se podía leer el último numero, un 8. Ese numero alquímico que nos lleva al infinito.

De repente todo parecía encajar, hoy justamente era 8 de mayo y era fiesta en su país natal. Se celebraba el armisticio de la segunda guerra mundial. Estaba totalmente segura, de que no podía ser una simple casualidad. En su sino interno, la certeza se mostraba lucida y clara. Su jardín albergaba vida propia y hoy lo estaba manifestando.

Un silencio sepulcral clamaba a su alrededor.  Tras el pequeño descubrimiento y el cese del viento, la luz del sol se había empezado a ocultar. Unas grandes nubes negras amenazaban con descargar una buena cantidad de agua de un momento a otro. Sintió la necesidad de guardar ese dia en su memoria, aunque no sabía muy bien porqué. Entonces, Celine, tomo las tijeras de podar y corto unas pequeñas flores blancas.


Las dispuso coquetamente sobre el tiesto metálico y se las llevó hacia el interior de la casa. Una vez dentro, el sonido de un trueno estalló al cerrar la puerta y rápidamente empezó a caer un halo de lluvia fina alimentando el sediento jardín.

Celine se acercó a las contra ventanas y las cerró. Aunque, se mantuvo un largo rato observando a través de las rendijas como caía el agua y el jardín parecía tomar vida propia. Las caléndulas se movían sinuosas hacia arriba, creciendo esbeltas. Las gerberas, parecían cerrarse, como tratando de no absorber más agua de la que necesitaban. Nuevamente, le pareció ver la sombra jugar al escondite entre los árboles. Y entonces, recordó de nuevo la frase de la carta: " Ma cherie... nunca dudes de lo que tu corazón siente cuando tus ojos te muestren la terrible verdad que se oculta tras las flores del jardin...".

¿Qué oscuro secreto se albergaba tras él? ¿ Quien o que era M 8 ?

6 comentarios:

  1. Que entrada tan linda y que fotos

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    1. Te suenan verdad...gracias a tu clase teórica el resultado es este...jejeje. Un besote guapetona y mil gracias por pasar.

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  2. Qué precioso relato Ana!! Y qué bien ilustrado con esas fotos tan lindas!! Me ha encantado viajar al jardín de Celine contigo!! ♥
    Muak!!

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    1. Pues me alegro un montón Bea! Creo que este jardín, tendrá una segunda parte asegurada...jajaja. Besotes

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  3. Me encantan las fotos, cada día me sorprendes más. Espero la segunda parte del relato.

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    1. Muchisimas graciaaaaas! Ahí estamos aprendiendo poco a poco...y la segunda parte...en breve...esta cuajandose...y creo que llevará a una tercera parte...jejeje.

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