lunes, 24 de junio de 2013

Pan dulce de chocolate blanco y papaya

No se si lo sabréis, pero... ayer se celebró la noche más corta del año y coincidió con una fase muy especial de la luna, la de la superluna. Es decir, anoche la luna estaba en su fase más llena y se encontraba a la menor distancia de la tierra. Por ello, desde nuestro bello planeta pudimos observarla mucho más grande de lo que normalmente nos tiene acostumbrados. No obstante, en mi ciudad se asomaba tímidamente entre las espesas nubes que la tapaban.

Desde pequeñita siempre he celebrado de una manera muy especial esta noche tan mágica, la noche del fuego y de las brujas, en la que la magia da poderes curativos a las plantas y toda serie de seres mágicos emergen del ensueño. Pero, si hay algo que hace especial esta festividad, es que el momento de la cena, en la cual brindando por la vida se degusta la famosa "Coca de Sant Joan" . 

Así que me fui al super a por los ingredientes...estaba decidida a por primera vez en mi vida, elaborarla. Pero, soy un desastre...y me olvidé del ingrediente principal, el que marca la diferencia, la levadura fresca. No me atreví a usar la normal que tengo en casa...así, que decidí improvisar con los ingredientes que había comparado y alguno  más que tenia por casa, una alternativa muy dulce a la Coca de Sant Joan. 

"Pan dulce de chocolate blanco y papaya"

275 gr de harina de fuerza
1 cucharadita de levadura en polvo
175 gr de azúcar blanquilla
2 huevos XL
225 gr de crème fraiche (nata fresca)
125 gr de mantequilla
1 cucharadita de agua de azahar
1 cucharadita de canela
100 gr de papaya deshidratada
50 gr de chocolate blanco

Primero de todo ponemos el horno a calentar a 175 ºC y una vez elaborado el Pan dulce lo ponemos a hornear durante una hora aproximadamente.
Tomamos un bol en el que previamente habremos derretido la mantequilla, al que añadiremos el azúcar. Batiremos con la ayuda de las varillas eléctricas hasta obtener una mezcla esponjosa.
Posteriormente, añadiremos los huevos uno a uno. Y removeremos hasta lograr una crema ligeramente suave.
Llegados a este punto, es el momento de añadir la harina que previamente habremos mezclado con la levadura y la crème fraiche. Lo haremos alternando una con otra, empezando por la harina. Así pues, añadiremos la tercera parte de la harina y la mezclaremos bien con la masa. Obteniendo, una crema mucho más solida. Después, añadiremos la mitad de la crème fraiche, removeremos nuevamente, lo que espesará la masa. Y así, hasta finalizar los dos ingredientes alternándolos, acabando con la incorporación de la última parte de harina.
Entonces, añadiremos el agua de azahar y la canela. Y removeremos bien hasta que los dos ingredientes se hayan mezclado bien con la masa.
Finalmente, agregaremos los trocitos de papaya deshidratada junto al chocolate blanco, que habremos troceado finamente con anterioridad.  Los mezclaremos ligeramente con la ayuda de una espátula y al finalizar, ya tendremos la masa lista para versar en un molde rectangular de unos 25 cm de largo por 12 de ancho. Para acabar, la ponemos al horno y a esperar a que esté bien hecho. 


No se si a vosotras también os pasa, pero cuando horneo a menos de 180ºC se me hace una eternidad. Es verdad que con la menor temperatura la masa se hace más lentamente y coge una textura diferente. Os recomiendo empezar a observar si está hecho el pan dulce, a partir de que hayan pasado 50 minutos, pues en función de cada horno, aunque todos supuestamente los pongamos a la misma temperatura, se regula el calor de manera diferente.


Como veréis, esta alternativa dulce a la Coca de Sant Joan, puede servirse a media tarde acompañada de un delicioso té. Mi propuesta sería un té negro caliente con cardamomo y canela, muy aromático o bien, una infusión fría de hibisco y frutos rojos, ligeramente ácida.
Quizás os preguntéis, porqué estas propuestas y no otras. La respuesta es sencilla, creo que el contraste final obtenido entre el azahar, la canela, el chocolate blanco y la papaya, es muy especial, ya que queda ligeramente dulce, pero al mismo tiempo aromatizado. Y la verdad es que al sentirlo en la boca, he pensado que pegaría con una bebida caliente, con un contraste armonioso y aromático a la vez,  pero como estamos en veranito y hace calor, porque no buscar una alternativa fría al famoso té de las cinco.


Así, que aquí os dejo, preparando mi té...siguiendo un ritual ancestral, donde cada elemento forma parte de un todo. No se si lo sabréis, pero me encanta observar como cae el agua en la taza y como al añadir el té, está se va tiñendo lentamente gracias al contraste del calor. Si... lo reconozco..., soy una gran apasionada del té, tanto que cada vez que me preparo uno, se me ocurren historias acerca de él, como la que os dejé en el ultimo post, ¿os acordáis?.





No hay comentarios:

Publicar un comentario