viernes, 15 de marzo de 2013

La vida es bella

Esta semana me gustaría acercarme al cine que nos vine directamente desde la "bota". Realmente, a no ser que te dediques a aprende esa lengua tan maravillosa que hablan, es muy difícil acceder al cine Italiano ya que no esta muy en boga.
Pero después de su época dorada con "La Dolce Vita", de la mano de Giuseppe Tornatore volvió a salir de sus propias fronteras y nos llegó con un precioso film titulado "Cinema Paradiso". Allí recuperamos la magia de la gran pantalla y todos volvimos de nuevo a soñar.

Años más tarde, como si de un sueño se tratase llegó a nuestras carteleras un film que recuperaba la Commedia all'Italiana, ese gran legado posterior al neo-realismo que se dio en Italia entre los años 50 y 80. No se si lo sabréis pero, la comedia a la italiana, durante muchos años trató argumentos dramáticos en términos cómicos. Y sin duda alguna el film que os propongo hoy, La Vida es Bella, lleva ese sello inconfundible.


Todo empieza cuando nuestro querido Guido, genialmente interpretado por Roberto Benigni se traslada a la bellisima ciudad de Arezzo, en la Toscana. No se si habréis estado, pero realmente os recomiendo un viajecito por la Toscana, allí encontrareis pequeños pueblos y ciudades llenos de un gran encanto. Lo mejor de ello, si os gusta el cine italiano es que podréis visitar pequeños rincones y Arezzo está lleno de ellos, como las visitas propuestas en paneles en diferentes emplazamientos de la ciudad. En mi visita, encontré la Piazza Grande, por la que alegremente circulaba Guido en bicicleta,  prácticamente inaccesible, debido a una feria de antiguedades.

Nuestro querido Guido, encuentra a su "principessa" y no duda en utilizar todos sus encantos hasta lograr conquistarla. Día tras día cuando se encuentra con ella, le dice: -Buenos días, princesa!. Ella es Dora, una maestra de escuela, interpretada por Nicoletta Braschi, que curiosamente es la esposa de Begnini en la vida real.


Son los momentos felices, los momentos en los que las situaciones mágicas y surrealistas se suceden. Quién no recordará la escena del caballo o la escena bajo la lluvia.
Son los momentos de él y ella, en los que deciden llevar una vida en común, llena de complicidad y amor de la cual será fruto el pequeño Guiosuè, interpretado por el jovencísimo Giorgio Cantarini, al que posteriormente también hemos podido ver en Gladiator.


Pero a partir de aquí, la historia da un giro y nos muestra la cruda realidad de una familia que es trasladada a un campo de concentración y como el amor de un padre por su hijo, enmascara con grandes fabulaciones la cruel realidad que están viviendo.

Tal y como empieza el film con esa voz en off que nos dice:  esta es una historia sencilla, pero no es fácil contarla. Como en una fábula, hay dolor, y como una fábula, está llena de maravillas y de felicidad. Aquí nace la fabula, con fantásticas escenas como la de Benigni desfilando observado por los inocentes ojos de su hijo a través de una pequeña reja.

Es el momento en el que crueles sucesos se diluyen con la magia y de la genial mano de Benigni nos ayudan a evadirnos de tal difícil situación. Es el momento de recordar los inicios y la luz increible de la Toscana, es el momento de coger una bicicleta y poder pedalear con total libertad a través de la imaginación, logrando salir así del encierro al que están sometidos.

 

Curiosamente, después de sonreír cuando nuestros corazones están tristes, de captar la magia y la poesía con la que Benigni nos introduce en el film, llega el momento culminante el de la salvación. He de reconocer, que hasta ese punto, la interpretación y la película me parecieron redondas...pero, esa entrada triunfal de los tanques, de la cual sale el pequeño Guiosuè con bandera yankiee en mano...me mató.

A mi parecer era el momento en que Benigni se acordase se los miles de partisanos que dieron el todo por su patria, de esa resistencia que estuvo al pie del cañón y nunca mejor dicho. En fin...quizás, me hubiese gustado que acabase con el Bella Ciao, canción popular italiana del movimiento partisano.


Me gustaría acabar con la frase que dice Guiosuè : - Esta es mi historia. Ese es el sacrificio que hizo mi padre. Aquel fue el regalo que tenía para mí.

Realmente es un regalo para nuestros ojos, ganadora de tres Oscar bien merecidos, al mejor actor, a la mejor película en lengua extranjera y a la mejor banda sonora. Y para mi cargada de esa luz incomparable que hay en una región tan encantadora como la Toscana.



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