Esta semana, me gustaría presentaros una alternativa clásica. Vivimos en un momento, donde parece que las innovaciones hayan llegado a su fin y que ya no sepamos que inventar. Ahora, la moda está en lo antiguo. Lo retro y lo vintage, triunfan en medios como la moda, la decoración, la fotografía...pero, incluso en esa gran fabrica de imágenes que es el cine, hay como una vuelta al pasado. Se filma en blanco en negro y se hace remakes. Lo mejor de todo ello, es que surgen nuevos directores que emulan o recuerdan a los grandes de antaño y películas con ese toque que tenían los grandes del cine.
Entre ellos está el gran Billy Wilder, el maestro de la comedia ácida y romántica, siempre rodeado de grandes actores con su peculiar visión de planos cortos y medios unida a una gran capacidad de contar historias.
Este grande, tiene muchas grandes películas, pero de todas ellas, la que yo recuerdo con más cariño y con la que más me he reído es: Con faldas y a lo loco.
¿Que sucedería si en un mismo film, juntas a la voluptuosa Marilyn Monroe, con los dos genios de la comedia agridulce, como Jack Lemmon y Tony Curtis? Billy Wilder lo tuvo claro y con ellos creo grandes momentos y una divertidísima historia que os voy a tratar de explicar.
Todo empieza en un ajuste de cuentas, entre unos mafiosos durante la ley seca. Dos amigos, los geniales Tony Curtis y Jack Lemmon, se ven mezclados en él y son testigos del asesinato. Así, que no les queda más remedio que huir y desaparecer durante un tiempo.
Por fortuna, tienen un golpe de suerte, ya que se necesitan dos músicos para un grupo musical. Justo los instrumentos que ellos tocan, el saxo y el contrabajo. El único hándicap, es que se trata de un grupo musical femenino y que para poder acceder al él, van a tener que ponerse faldas y tacones altos.
De esta manera, logran dar esquinazo momentáneamente a los malos e iniciar un viaje lleno de comicidad y peripecias.
Todo empieza en un ajuste de cuentas, entre unos mafiosos durante la ley seca. Dos amigos, los geniales Tony Curtis y Jack Lemmon, se ven mezclados en él y son testigos del asesinato. Así, que no les queda más remedio que huir y desaparecer durante un tiempo.
Por fortuna, tienen un golpe de suerte, ya que se necesitan dos músicos para un grupo musical. Justo los instrumentos que ellos tocan, el saxo y el contrabajo. El único hándicap, es que se trata de un grupo musical femenino y que para poder acceder al él, van a tener que ponerse faldas y tacones altos.
De esta manera, logran dar esquinazo momentáneamente a los malos e iniciar un viaje lleno de comicidad y peripecias.
Ya sobre tacones, aparece la siempre voluptuosa y objeto de deseo Marilyn...en el papel de Sugar, la ingenua cantante que toca el ukelele y sueña con enamorarse de un tipo rico e intelectual. Y señores, la comedia está servida. No se si lo sabréis pero de esta película, surgió el musical Sugar.
Una de mis escenas favoritas se sucede en la playa. Primero, porque una es muy curiosa, y tenía ganas de ver como el genial Billy Wilder, resolvia el tema bañador femenino con el divertido Jack Lemmon. Y segundo, porque el embaucador Toni Curtis, muestra todos sus encantos de la manera más enigmática posible para enamorar a la ingenua Marilyn.
Una de mis escenas favoritas se sucede en la playa. Primero, porque una es muy curiosa, y tenía ganas de ver como el genial Billy Wilder, resolvia el tema bañador femenino con el divertido Jack Lemmon. Y segundo, porque el embaucador Toni Curtis, muestra todos sus encantos de la manera más enigmática posible para enamorar a la ingenua Marilyn.
Paralelamente, a tan dulce historia de amor, surge otra de lo más divertida. Entre un Jack Lemmon cada vez más metido en su papel de chica bum, bum y Joe E. Brown, en el divertido papel del multimillonario Oswood, que nada más ver a la encantadora Daphne, cae rendido a sus pies. Entre ellos dos surgen quizás los momentos más divertidos y hilarantes.
Podría decirse que Con faldas y a lo loco, no es tan solo una comedia romántica, sino que en el fondo nos relata en clave de humor muchos temas. Entre ellos podríamos destacar la doble vida o el tener que ocultar la propia identidad para poder seguir viviendo, el alcoholismo y las buenas apariencias...y como no, la amistad. ¿Qué es lo que no hace un amigo por su amigo, o una amiga por su amiga? Jerry y Joe lo tienen claro y ya sea vestidos o no de mujer, queda clara su gran amistad en uno de los momentos mejor rodados, el de las dobles citas.
Si hay algo, a parte de los geniales diálogos y de ese toque de humor ácido de las comedias de Billy Wilder, es el gran trabajo de fotografía e imagen que hay detrás. Planos cortos y medios, con alguno largo se enlazan para dar sentido a la historia. Hay un montón de fotogramas con los que me quedaría, ya que el trabajo de la luz es fantástico. Todo y que los exteriores de la playa y los nocturnos en el mar son mis preferidos, he de reconocer que los planos cortos en el vagón de tren y en el barco, están genial. Me fascina el trabajo que hay en ellos con la luz, como las sombras dejan entrever lo que realmente es importante. Como se juega con lo que se ve y lo que no se ve.
Pero volvamos a nuestra historia, la de los dos amigos que para huir de la mafia tienen que vestirse de mujer y van a parar a un fantástico hotel en Florida con vistas al mar. Evidentemente, los malos vuelven. Sino no habría historia y van a dar con ellos por casualidad. Una nueva matanza, pum, pum, pum y gracias al gran Oswood todos se salvan. Y volvemos al mar y a su escena final.
Si, sin duda alguna el final de este film, podría ser el principio de otra película. Rodado a mar abierto, con una imponente luna en el segundo plano que ilumina toda la imagen, surge uno de los diálogos más recordados, tras la frase de Casablanca : siempre nos quedará Paris.
Oswood inicia emocionado una conversación con Jerry, vestido de Dafne:
Si, como no, esta es la frase de este film es: nadie es perfecto.
Y eso es todo amig@s...hasta el próximo film. The End.
Podría decirse que Con faldas y a lo loco, no es tan solo una comedia romántica, sino que en el fondo nos relata en clave de humor muchos temas. Entre ellos podríamos destacar la doble vida o el tener que ocultar la propia identidad para poder seguir viviendo, el alcoholismo y las buenas apariencias...y como no, la amistad. ¿Qué es lo que no hace un amigo por su amigo, o una amiga por su amiga? Jerry y Joe lo tienen claro y ya sea vestidos o no de mujer, queda clara su gran amistad en uno de los momentos mejor rodados, el de las dobles citas.
Si hay algo, a parte de los geniales diálogos y de ese toque de humor ácido de las comedias de Billy Wilder, es el gran trabajo de fotografía e imagen que hay detrás. Planos cortos y medios, con alguno largo se enlazan para dar sentido a la historia. Hay un montón de fotogramas con los que me quedaría, ya que el trabajo de la luz es fantástico. Todo y que los exteriores de la playa y los nocturnos en el mar son mis preferidos, he de reconocer que los planos cortos en el vagón de tren y en el barco, están genial. Me fascina el trabajo que hay en ellos con la luz, como las sombras dejan entrever lo que realmente es importante. Como se juega con lo que se ve y lo que no se ve.
Pero volvamos a nuestra historia, la de los dos amigos que para huir de la mafia tienen que vestirse de mujer y van a parar a un fantástico hotel en Florida con vistas al mar. Evidentemente, los malos vuelven. Sino no habría historia y van a dar con ellos por casualidad. Una nueva matanza, pum, pum, pum y gracias al gran Oswood todos se salvan. Y volvemos al mar y a su escena final.
Si, sin duda alguna el final de este film, podría ser el principio de otra película. Rodado a mar abierto, con una imponente luna en el segundo plano que ilumina toda la imagen, surge uno de los diálogos más recordados, tras la frase de Casablanca : siempre nos quedará Paris.
Oswood inicia emocionado una conversación con Jerry, vestido de Dafne:
- Hablé con mamá, estaba tan contenta que hasta lloró.Quiere que lleves su vestido de novia, es de novia, es de encanje blanco.
- Oswood, no puedo casarme con el vestido de tu mamá. Seguro que ella y yo no tenemos el mismo tipo.
- Podemos reformarlo.
- ¡No! No hace falta, Oswood, he de ser sincera contigo, tú y yo no podemos casarnos.
- ¿Por qué no?
- Pues... primero porque no soy rubia natural.
- No me importa.
- Y... fumo. Fumo muchísimo.
- Me es igual.
- Tengo un horrible pasado, desde hace tres años estoy viviendo con un saxofonísta.
-Te lo perdono.
- Nunca podré tener hijos.
- Los adoptaremos.
- No me comprendes, Oswood... ¡Soy un hombre!
- Bueno... NADIE ES PERFECTO.
Y eso es todo amig@s...hasta el próximo film. The End.
Bueno, bueno, bueno qué pedazo de post! Me encanta esta película y me gusta mucho cómo lo has contado, acompañado de unas fotos preciosas! Es una película muy divertida y me has sacado unas cuantas sonrisas recordando algunas escenas maravillosas :-)
ResponderEliminarOstras Rocio, que rápida! ;) Muchísimas gracias por comentar y pasarte por aquí. Es una de mis pelis clásicas preferidas...poco a poco os iré mostrando las otras...jejeje. Besotes y feliz domingo.
EliminarMe encanta tu post!! Adoro el cine clásico (mucho más que algunos de los films actuales ) u Con faldas y a lo loco es una de mis películas favoritas. Gracias por este post encantador. Un beso y feliz lunes!
ResponderEliminarMil gracias por pasarte Teresa. Voy con un pelin de retraso contestando los comentarios...así que feliz fin de semana guapetona. Besotes
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